La partida

Desperté bien temprano en la mañana. Desde el primer momento sentí un olor a día triste, de esos que pasan en estragos, reí de mi delirio porque tenía motivos para hacerlo, y comencé el ritual de iniciación diaria.

Mientras me peinaba atenta al espejo que lo refleja todo, menos el alma, regresó a mí ese olor misterioso, pero ahora venía en el aire la fragancia del pasado lejano. Seguí mi faena pero con un salto, llamado miedo, en mi pecho.

Fue entonces cuando vi en mis uñas la falta de algo que me hacía vivir. Pensé que lo había dejado en el primer cajón de la izquierda, pero faltaba, sólo los de la derecha, llenos de polvo y telarañas, me recibieron, ávidos de emoción.

Sin embargo, preferí regresar a mi almohada, por si era uno de esos sueños que aún despierta te golpean y crees real. Al abrir los ojos, que no ven, lo distinguía todo en blanco y negro.

En el preciso instante en que me senté en la cama recordé haber dejado la puerta y la ventana abiertas. La noche anterior había llegado feliz y no me percaté de cerrarlas para que no se fuera…

Acerca de lamariposacubana

Periodista. Adoro las mariposas y a mi familia (la de sangre y la que la vida ha puesto delante de mí: los amigos). Me encanta escribir. Orgullosa de ser hija, amiga, tía y hermana. Redondamente feliz de ser cubana.
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