Hace algunos años descubrí que nunca iba a ser buena con las tijeras en las manos. Los cortes rectos me salían curvos; y los curvos más curvos todavía.
Mi primera amarga experiencia fue cuando me decidí a recortar una de esas muñecas de papel- cuquitas- que resultaba ser la única que tenía, la única que mi mamá me pudo comprar en ese momento, y la pobre, terminó con un nuevo corte de cabellos, sin brazos; por no hablar de mi madre que traía el tijeretazo en el pobre bolsillo de período especial.
Ese fue el primer funeral que le hice a una Cuquita, vinieron otras, y otros velorios sin pies o manos, las que lograban quitarme de las manos-tijeras, entiendan que quería aprender a recortar, me acompañaron en incontables horas de juegos.
Ahora, en el siglo de la informatización, hay una nueva versión de este entretenimiento infantil, formato .exe, con un simple clic del ordenador les cambias el vestido. A esta altura ya me di por vencida con las tijeras y estoy segura que me sigue gustando jugar a las Cuquitas.
Miña, a las cuquis yo les hacía mis propios diseños de ropa, junto con Kenita, que al final terminó siendo arquitecta. Gastábamos una cantidad de papel reciclado!!!!jajajaja pero nuestras cuquis eran las top fashion del aula.
Me imagino, un día tienes que contar estas historias en una nube…. mariposas para las dos