Poco más de 55 años hace que el Comandante en Jefe “mirara” de frente a la tormenta tropical Inéz desde el primer radar puesto en funcionamiento en Cuba en la Gran Piedra, Santiago de Cuba. El proyecto formó parte de las medidas que se adoptaron en el país para prepararnos y prevenir en lo posible el efecto de fenómenos meteorológicos luego del paso del Flora por tierras cubanas en 1963.
Los radares son los primeros observadores terrestres de los fenómenos meteorológicos; una vez que estos entran en su alcance de medición pueden proveer a los especialistas de datos más precisos como posibles trayectorias y el punto por donde deben tocar tierra.