Con el favor de los ferrocarriles cubanos ahora mismo estamos a 8 horas del abrazo- otro más, recuerden que soy abrazodependiente– y en el trayecto muchas historias se develarán para próximos posts.
Mi piquete marcó el encuentro, el tercero desde el julio último, y los de la vasta llanura cubana, Camagüey, no nos podíamos quedar, no cuando la nostalgia nos embargó en octubre.
Por eso cruzamos dedos y, aún con dos bajas en el equipo original, tuvimos la suerte de que cuatro buenos blogueros y geniales amigos se sumaran a la expedición; aunque todavía nos cabe la duda de si uno de ellos hizo sus reflexiones solo para poder cumplir el requisito que le pusimos: “para ir tienes que hacerte un blog”. (jijij)
Lo cierto es que el impulso inicial, aquel que nos llevó a lo más alto de la Isla mayor, para juntar y amar; y que entre las risas, los abrazos, la natilla, el ratón y las trasmisiones radiales nos hermanó; selló esta cofradía de jóvenes cubanos, utópicos, románticos e irreverentes movidos por el deseo de conocer a nuestra Cuba y de escribir de ella con la piel cargada de su verdad.
Por eso, Matanzas nos abre las puertas… la Ciénaga de Zapata es la meta.
Ojalá vuestro cienaguero encuentro resultase maravilloso. Se os sigue
Gracias, fue maravilloso, ya contaré… lo prometo… mariposas