La escalada de Karly

Karla es mi nuevo verbo más recurrente; y es que todavía no conozco a quien se pueda resistir a un par de manecitas tiernas y a los ojos vivos más hermosos del mundo. Mi sobrinita es así, parlanchina en su propia lengua y un solecito divino que nos nació en medio de enero.

Dice mi Tati, mi hermana, que dentro de poco no me van a dar mucha gracia sus ocurrencias porque solo yo le dejo hacer lo que quiere y que entonces la querré entrar en cintura… pero yo lo dudo porque esos moños en colores me traen tan loca que olvido, menos a ella.

El último de sus juegos fue un reto a la imaginación: se sujetó de mis manos y puso un piecito en una de mis piernas, sacó su mejor sonrisa, y subió el otro- yo juro que le llamé la atención, pero caso, lo que se dice caso no me hizo, así que reí- y siguió escalando hasta que llegó a mi pecho, entonces se asió a mi cuello y puso su cabeza en mi hombro después de haberme dado el mejor de los besos.

Mi Karla me escaló, yo sé que en señal de colonización, de marcar territorio… pero la verdad es que no le hacia falta, porque en mi corazón ya hay una bandera con su nombre.

Acerca de lamariposacubana

Periodista. Adoro las mariposas y a mi familia (la de sangre y la que la vida ha puesto delante de mí: los amigos). Me encanta escribir. Orgullosa de ser hija, amiga, tía y hermana. Redondamente feliz de ser cubana.
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