Mi mamá en el pre

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Sí. Mi mamá también fue al pre- por aquellos años Instituto de Segunda Enseñanza, aunque a veces me parezca que nació cuando yo la conocí (y hasta puede que ella me diga que esto último es muy cierto) y borro así como si nada 40 años que ya habían pasado desde que ella alumbró el mundo con su presencia.

Estuvo en el pre cuando el uniforme era gris y en las sayas de las muchachas se marcaba el grado en que estaban por la cantidad de rallitas que tenía; cuando las fotos eran en blanco y negro, en el Aula Magna se dictaban conferencias, y en la Pizzería Hatibonico había una cafetería que aún recuerdan.

Rememorar esos días para ella es hablar de Sarah Santos, de las escapadas a merendar (sepan que esta desclasificación me dejó estupefacta: mi mamá se escapaba de la escuela… definitivamente yo siempre he sido un ángel), de los rejuegos con los kilitos que le daba papi para que le alcanzara para el transporte, el helado con panetela y la materva (que era el pomo que más refresco traía)… Sin embargo lo que más la ha llenado siempre de esa etapa, y de lo que más orgullosa está, es de sus amigos; de “Mongo”, de la “enana”, de “Yoya”, de Julio….

Hace unos días mi tía Aurorita, “Yoya”, (sí porque cuando la amistad es como la de ellos el hijo de uno es sobrino de los demás, y yo tengo unos cuantos súper especiales tías y tíos) le confesó, vía email, a través de la prueba del delito, que una vez hace muchos años y sin que mi ma lo supiera, le robó estas fotos de aquellos años felices.

No hizo falta que ella me dijera todo lo que le movieron en el pecho, yo lo ví en sus ojitos pardos. Una vez más le reprochó a la vida que se llevara a Julio así, casi sin aviso, y de una forma tan cruel para un médico de su talla que tantas vidas había salvado.

Sé que extrañó -de ella fue de quien primero aprendí que los amigos se mudan de país pero no de los corazones– con más fuerzas a su “Yoya”, y por transitividad pensó en abuela Celia, y en Juan, que “era un hombre muy dulce”, como suele decirme, y en las visitas de estudios de un lado a otro de la ciudad; y en “Mongo”, el Ramón que solo le permite a ella que lo llame por un apodo que no le hace justicia a su brillante inteligencia.

Los años han pasado por estas fotos, medio siglo y más han dejado huellas en la vida de todos ellos, pero la añoranza siempre la han llevado en el pecho. No pueden olvidar que cuando eran niños construyeron una parte esencial de sus mundos: los amigos.

PD: Me encantó ver el rostro siempre alegre de mi tía Aurorita y descubrirme más parecida a mi madre.

 

Acerca de lamariposacubana

Periodista. Adoro las mariposas y a mi familia (la de sangre y la que la vida ha puesto delante de mí: los amigos). Me encanta escribir. Orgullosa de ser hija, amiga, tía y hermana. Redondamente feliz de ser cubana.
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4 respuestas a Mi mamá en el pre

  1. Yoya dijo:

    …..que lengua mas viperina tiene esa ma tuya jajajajajaja ahora la publicacion es internacional, daja que la vea…….jajajajajajaja

  2. Juan Carlos dijo:

    Que grande que eres escribiendo. Planteate escribir libros con tus escrituras, por que tu les das cuarenta vueltas a muchos que están publicando. Tienes tu propio estilo y es muy lindo felicidades.

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