Esta historia me va a costar algunas nalgadas y buenos regaños, pero no importa. Como la viví se las cuento:
Estábamos en un restaurante mamá, Tati y yo, por aquellos días en que los extranjeros eran como ver a una jirafa en el Ecuador o a un mono en Alaska. De pronto un señor, que bien podría haber sido canadiense por el color de su piel, no recuerdo bien, era pequeña, comenzó a pelar un mango usando su tenedor y su cuchillo… para estar a tono con el ambiente y cumpliendo con los parámetros psicológicos de la imitación Tati quiso hacer lo mismo.
Locura de ella, aquí, en medio del trópico donde no hay nada más común que llenarse las manos de pelo de mango y ponerse en la boca unos buenos labios amarillos de dulcísimo sabor.
El resultado hizo levantar a todos de sus asientos: nadie podía imaginar que el mango de tati tenía un cruce con un frijol saltarín y salió disparado hasta la barra que estaba al otro lado del lugar, el silencio después del misil fue sepulcral y mecánicamente todas las miradas se concentraron en mi mesa, yo reí y mi hermana, bueno, ella hizo como el avestruz y hasta el sol de hoy no hay quién le recuerdo este “bochornoso momento”.
Por lo visto ella nunca antes había escuchado la frase de que “quien imita fracasa”.
excelente jajajajajj mi Mariposa ella se auiso solidarizar y mkira lo que le paso por hacerse la fina pero no la culpo a mi me ha pasado asi que nada de todo se aprende jajajajjaaj un beso de las palmas
jajajja no se puede andar copiando sobre todo si se tiene una hermana periodista jajjaja
jajaja, seguro, soy muy buena chismocita, solo espero que ella no se entere, jaja, sino me mata…. abrazos y mariposas
la mejor forma de librarse de ese tipo de situaciones es con una GRAN y expontánea carcajada. jajaja
Eso fue lo que yo hice, y me gané un buen cocotazo de mi hermana, jajaja, mariposas para ti