“¡Moti!…” Así me saludó la bella Yuya cuando, inesperadamente para ella, la fuí a recoger a su escuela acompañada de la Tunie hermana nuestra.
Señores, su sonrisa fue inmensa, sus brazos se extendieron y mi corazón se volcó, es cierto, los niños sí que saben querer.
Mi Yuya, la Judith de Petu, es sincera y profunda, crece por segundo y razona por milécimas. Sabe demasiado para sus recién ocho añitos cumplidos… quería una muñeca pero con la seguridad de quien está en lo cierto…. apuntó a una y dio su estocada: “me gusta, pero seguro es la más cara…”
Juega a ser princesa, su pasión es la pintura y pasó de muralista a los cuadros digitales.
Su cumple pasó; y este es mi regalo, justo hoy cuando ya no espera presente alguno…. quería darle algo hecho por mí, y esto es lo único que sé hacer: escribir. Por eso le doy en mariposas de colores mi smejores cariños, unos besos acaramelados y abrazos llenos de ternura, porque yo también la quiero universos a ella, la Yuyin de la familia.
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Gracias mi manita, por este regalo de cumple bello, se lo llevo hoy a la Yuyi para que se ponga felizzzzzz. Tú sabes que ella te ama. Y yo… redundante esto no? jajaja Besossss
No tengo que hablar tampoco, ¿verdad?… abrazos
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